Cómo crear un espacio de juego libre interno Waldorf
Crear un espacio de juego Waldorf para el primer septenio dentro de casa, es más fácil de lo que piensas, aunque de primera vista podrías creer que es muy costo, la imaginación y sentido de crear te puede dar muchas posibilidades.
Uno de los básicos es que te consigas un par de muebles, incluso uno que ya tengas y le des una nueva vida, lo lijes y des formas redondeadas a las esquinas, además de ser un grandioso momento para crear vínculos con los pequeños, y dar un gran ejemplo de voluntad. Los muebles deben ser tipo estantes que funcionen en posición horizontal y vertical.
Estos muebles son ideales para lograr muchas posibilidades de juego, ya que hacen función de muchos escenarios desde, ser tienda, barco, teatro y especialmente con un par de mantas, convertirse en casita, uno de los juegos preferidos en este septenio, donde los niños buscan el juego de la casita, no dónde meter muñecos sino, más bien, ellos sentir la contención de un espacio pequeño y acogedor y llevar su mundo externo al juego.
• Los materiales/ juguetes para el juego:
Siguiendo la regla de las 3 S, “simple, sencillo y suave”
Que sean de preferencia elementos de la naturaleza, que tienen la posibilidad de transformarse en una gran diversidad según sea el juego. Los juguetes procuraremos que sean aquellos que enseñan a los niños a estar atentos y a apreciar la belleza de las cosas, a despertar su juego interno y creatividad, a transmitir sensaciones de calma, respeto y amor por la vida.
A todo esto, se pueden sumar canastos de fibras naturales, bebés de tela, y demás accesorio para la casita de juego, que trate de imitar el verdadero hogar.
Las telas y cordeles son un indispensable, ya que dan función de ropa de cama, techos, capas, vestidos, y un sin fin de posibilidades, que estimulan la creatividad y adentrarse a este juego libre y autónomo que tanto anhelamos.
• La actitud del adulto
Muchas veces nos encontramos con que queremos que nuestros hijos jueguen y dejen las pantallas, pero de pronto el mayor impedimento somos nosotros los adultos, cortando la libre creatividad en el juego, queriendo dar indicaciones de cómo jugar o dirigiendo los juegos. Recordemos que estos espacios son específicamente para que el niño pueda explorar y también manifestar emociones que le puedan inquietar, al permitirle jugar libremente desde el respeto a sí mismo, todos los demás seres y objetos, abrimos una posibilidad sanadora para ellos, jugar y permitirle entrar al “mundo niño” de donde realmente nunca debería de salir.
Creando acuerdos claros de lo que sí está permitido en vez de mencionar todo lo que no.
Un espacio de juego no debería ser un lujo, sino más bien un derecho de todos los niños, además de ser la forma de aprendizaje más natural y respetuosa.
Imágenes: Pinterest / Nayeli Plein
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