Un mundo bondadoso
Hace poco conversaba con unas familias y una de ellas dijo:
– sí es muy bello todo lo que hacen (en Waldorf) pero, el mundo no es Waldorf, a los niños hay que prepáralos para este mundo.
Y cuando escuche eso, me quede en silencio respetando la evidente diferencia de mirar la vida desde un lente totalmente distinto.
Como madre y como maestra nunca he aceptado que debamos “ preparar” a los niños para mandarlos a un mundo capitalista, materialista, consumista y agonizante emocional.
He confiado y actuado firmemente con el fundamento de que si fortalecemos a los seres en sus virtudes, dones, en sus emociones y pensar, serán capaces de ir al mundo y transformarlo, con pequeños actos generando un efecto similar al de lanzar una piedra al agua quieta.
Aquí es dónde considero que se ejerce la libertad y la valentía en la crianza, de tomar una actitud y decisiones muy a pesar de lo que el mundo nos dice “que tenemos que hacer” y sí claro, ahí es donde se comienza el camino de la crianza rebelde! Jajaja
Tal ves el mundo no es un “mundo Waldorf” pero más allá de etiquetas, si cada día hacemos adultos que sostenemos la decisión de una crianza fuera de lo que el querido sistema nos dice que tenemos que hacer… hay más posibilidad de crear una humanidad más bondadosa, mas generosa, mas verdadera y ello poderlo llevar al mundo.
Acá les dejo un cuentito que hace una referencia muy bella de cómo en cada uno de nosotros vive la posibilidad de poner nuestro pequeño acto de voluntad.
“Yo soy la gota que sostiene el océano”
🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅🔅
Un mal día en el bosque se desató un enorme incendio. Las llamas crecían y devoraban todo. En medio del caos, un pequeño colibrí voló al río, mojó en él sus alas, y regresó al incendio agitándose para apagar el fuego. Repitió el proceso incansablemente, yendo y viniendo una y otra vez. Pero el fuego, indiferente, no dejaba de crecer.
Los otros animales, que estaban viendo lo que sucedía, le dijeron al colibrí. -Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo crees que con esas gotitas puedes apagar un incendio tan grande?
El colibrí, sin desanimarse, les respondió: -Yo no sé si voy a apagar el incendio, pero sé que debo intentarlo. El bosque me ha dado todo lo que soy, es mi origen y hogar. Tengo un inmenso amor por él. ¿Cómo no voy a intentar salvarlo?
Los animales se conmovieron al escuchar al colibrí y algunos se sumaron a sus esfuerzos. Los dioses, que miraban desde arriba, también se conmovieron. El cielo se cubrió de nubes y se desató una lluvia torrencial que apagó hasta la última llama.